Los recién nacidos tienen una visión muy pobre, reconocen a sus madres por su olor, el sonido de su voz.
El pezón tiene un olor especial que es detectado por el bebé. La audición, tacto y olfato están completamente desarrollados al nacer.
Es por esto que al acercarse a su madre al nacer deja de llorar y al sentirla cerca le encanta dormir en sus brazos, junto al seno y cerca del corazón que siempre escuchaba dentro de su madre.